Una conexión única

Entre todos los pueblos vecinos que rodeaban a Israel, hay uno al que las Escrituras le dedica mayor atención, se trata de los edomitas. La razón es que los edomitas y los israelitas eran bastante similares, incluso, adoraban al mismo Dios (Jueces 5:4). El Génesis alude a esta estrecha relación cuando narra la historia de Jacob y Esaú, los hijos gemelos de Isaac, futuros antecesores de Israel y Edom.

El hermano de sangre de Jacob

Al nacer Esaú, la Biblia lo describe como “rojo, todo su cuerpo como un manto velloso” (Gén. 25:25). Luego, Esaú vende su primogenitura a Jacob a cambio de un plato de lentejas rojas. Es una referencia profética a la tierra donde Esaú se establecerá. La palabra “rojo” en hebreo es adom, אדום, de allí proviene el nombre “Edom”. Gran parte de la región de Edom es de arena rojiza, como se ve en Petra.

La verdad de las Escrituras

Sorprendentemente, en el año 586 a.C., cuando el ejército babilónico destruyó el Templo en Jerusalén, los edomitas se unieron al saqueo y gritaron: “¡Arrásenla, destrúyanla hasta sus cimientos!” (Sal 137:7). Los profetas hebreos como Ezequiel y Malaquías denunciaron a los edomitas como traidores y pidieron a Dios que los castigara. Para comprender verdaderamente el profundo significado de la Biblia debes dominar el hebreo. Inscríbete hoy en nuestro curso de hebreo bíblico y comienza tu viaje.